Mucho se ha escrito sobre las relaciones entre los hermanos, y cómo incide eso de ser el mayor, el del medio o el menor en la personalidad de cada uno. En muchas ocasiones se consiguen estudios o artículos que destacan lo sufrido por los más pequeños de la familia, pero poco se dice sobre la cara divertida de ello. He recogido nueve cosas geniales que trae consigo ser hermano menor y el plus de tener un (o varios) hermano(s) mayor(es), de acuerdo a mi experiencia.
Durante la investigación para esta publicación, me he reído leyendo algunos artículos, como este, o este, que resaltan las características aparentemente comunes de los benjamines de la familia, porque en ocasiones me he identificado con lo que dicen. También he leído sobre la importancia del rol de los niños
en la familia, y cómo los padres actúan de formas distintas dependiendo de si tratan
con el primer o el último hijo. Este cambio en el comportamiento de los padres
hace que los niños interpreten su realidad de formas diferentes y, por ende,
desarrollen actitudes distintas que terminan por caracterizarles. En parte, ello
se debe a que los hijos responden al Efecto Pigmalión, es decir, a esa
habilidad que tenemos para actuar en consecuencia a las expectativas que tienen
los demás sobre nosotros (¿lo recuerdan? Les hablé de esto en una publicación
previa que pueden volver a leer aquí).
Afortunadamente, en esta publicación no trataré sobre cosas
densas. En realidad, quiero resaltar lo divertido que es ser el pequeño de la
casa, de acuerdo, como siempre, a mi experiencia.
Nota para quienes no me conocen: somos dos, yo la menor de
los hermanos. La diferencia de edad entre nosotros es más o menos importante
(no diré cuántos, sólo que son más de cinco años). Además, somos de géneros
distintos.
Muy bien, pues, aquí van las diez cosas divertidas de ser
hermana menor.
UNO. Juegas de todo con todo
Cuando eres el más pequeño puedes heredar todos los juguetes del mayor, o probarlos aún cuando todavía le interesan (con o sin su consentimiento). En mi caso, se trató de sus juguetes de Star Wars, su castillo de He-man y sus legos (era una caja enorme llena de posibilidades). Y, por aprender e imitar, disfrutaba de las videoconsolas, “entrenando” para ganarle cuando jugara con él (por supuesto, era un sueño porque siempre perdía o era Luigi).
Nada de una niñez aburrida, si eres el menor juegas con todo, lo tuyo y lo del otro…te lo permitan o no.
DOS. Eres la "chaperona" mimada
¿Cuál es la mejor manera de agraciarte con el chico que sales y ganarte el cariño de sus padres? No es sólo con tus encantos, tu educación y tus buenos tratos. Si tiene un hermano pequeño, gánatelo (si es chica, también). Así es como terminas recibiendo halagos, regalos y consideraciones todo el tiempo. El trabajo del pequeñín será estar o salir con ellos casi siempre. En otras palabras, estar en el medio, casi estorbando. ¿Es incómodo? Quizá para ellos, mientras que el “chaperón” logra ver pelis en el cine con muchas chuches sin pagar, pasear por la ciudad o tener una nueva amiga para jugar.
Ser el
menor te asegura atenciones por parte de los mayores (tu hermano, su chica o
quien sea), y no importa demasiado si es por cariño o interés.
TRES. Puedes impacientar a tu hermano y salirte con la tuya
Mafalda y Guille (mi favorita) | Por Quino |
Molestar a tu hermano simplemente porque puedes, hablarle hasta que te pida silencio o cantarle hasta que te corrija tu inglés deficiente porque no soporta tu “a wana re fri” (intento por “I want to break free” de Queen) es genial. Lo mejor es que tus padres constantemente le pedirán que te tenga paciencia y que te ayude, mientras tú, sonriente, le miras expectante. La realidad es que no quieres molestarlo, sólo buscas entender cómo hace las cosas para imitarle. Es la forma de comunicarle el cariño, la admiración y las ganas que tienes de ser como él, de llamar su atención y que no olvide que existes.
Cuando
eres el menor todos te apoyan y el mayor tiene que soportarlo con amor, sí o
sí.
CUATRO. Siempre tienes un consejero
No necesitas un oráculo, leer el horóscopo o un vidente. Cuando sucede algo malo, estás confundida o triste, siempre puedes hablar con tu hermano para sentirte mejor. La ventaja es que, seguramente, él ha pasado por lo mismo o por algo similar, y su experiencia sirve para ilustrarte alguna solución. No creo que exista un consejero más confiable que tu hermano mayor; tienes la certeza de que todo lo que te diga vendrá con una buena dosis de honestidad, realidad y madurez.
Cuando
eres el más pequeño de tu casa y no sabes qué hacer ante un problema, siempre
puedes buscar el consejo de tu hermano mayor.
CINCO. Tus padres son más flexibles contigo
Dicen que a los hermanos mayores les objetan muchísimo más los permisos que a los menores. Con la diferencia de años entre mi hermano y yo, esto no me consta, no lo recuerdo. Lo que sí sé es que cuando preguntas si puedes quedarte un fin de semana en la playa con tus amigos o salir de fiesta hasta altas horas de la madrugada, por lo general tus padres dicen que sí. Y si tu hermano mayor te apoya, es aún más rápida la respuesta.
Tus padres
te pondrán menos “peros” para hacer lo que quieres que a tu hermano mayor.
SEIS. Eres más relajado
Dicen también que los hermanos menores se toman la vida con más
tranquilidad y en parte es cierto. Tienden a despreocuparse ante las presiones
porque han crecido con poco de eso. Quieren satisfacer las expectativas de
quienes les importa, pero no la de todos. Por eso, usualmente son más alegres,
extrovertidos o conversadores, entusiastas y expresivos. Y no lo digo yo, hay
un estudio realizado por YouGov que lo avala, resaltando incluso que el más gracioso de los hermanos es el más
pequeño.
Nada de
caras serias, los hermanos menores son los que llevan alegría a la casa.
SIETE. Sabes mucho de muchas cosas
Posees cultura general porque tienes que aprender sobre la música y las películas, de tu generación o de otra; porque debes leer de todo (libros, revistas, páginas webs, periódicos) y porque necesitas conocer las cosas importantes del mundo. ¿Para qué? Sencillo. Para ir a la par de tu hermano, y poder tener conversaciones “inteligentes” que vayan más allá de las caricaturas o las películas de niños. Además, porque quieres participar, que te tomen en serio sin que sean condescendientes con tu opinión.
El hermano
menor es más inteligente de lo que dice ser, y si no lo sabe, lo averigua (o lo
inventa, da igual).
OCHO. Puedes no saber hacer algo y está bien
Si no sabes cómo hacer un cheque, apagar la videoconsola
(¿cuándo cambiamos el universal botón de ON/OFF y lo sustituimos por una opción
seleccionable en el software de la videoconsola?), o medir la presión de los
neumáticos, siempre puedes pedirle ayuda a tu hermano. Nunca te dará demasiada
vergüenza admitir que no sabes, y si en esa ayuda puedes excusarte del trabajo
y dejar que él lo haga, mucho mejor.
Cuando no
sabes hacer algo, como hermano menor siempre tienes el comodín de “llamar a un
amigo” pero en versión “pregúntale a tu hermano mayor”.
NUEVE. Conservas tu lado infantil
Ya decía Antoine de Saint-Exupéry en El Principito: “Todas las personas grandes han sido niños antes. (Pero pocas lo recuerdan)”. Ser hermano menor implica que para tus padres y tus familiares siempre serás el pequeño de la casa, y esa visión de niño te acompaña y te blinda contra complicaciones, tengas la edad que tengas. Por eso, eres quien aporta el toque infantil que les saca sonrisas a los demás. Tu hermano podrá criticarte, pero en el fondo se ríe contigo y podría incluso contagiarse de la tontería. Al final, el tiempo pasa pero la forma en la que se relacionan prevalece, y lo que antes desesperaba ahora es la forma íntima de entenderse y comunicarse entre ustedes.
Siempre
serás el niño de la familia, y eso puede ser bastante divertido (y beneficioso).
MÁS UNO. Y para tu hermano mayor: siempre tendrá un amigo en ti
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Por tookapic |Vía Pixabay |
"En el exterior crecemos. Pero no es así para hermanos y hermanas. Nos conocemos como siempre. Conocemos nuestros corazones. Compartimos nuestras bromas familiares privadas. Recordamos nuestros secretos familiares, penas y alegrías. Vivimos fuera del efecto del tiempo". Clara Ortega
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